Que traumático era volver al cole cuando pasabas todo el verano a remojo en la piscina o el mar, acostándote tarde, vistiendo el uniforme oficial de la época estival con chanclas, camiseta y bañador. Se marchaban “los amores de verano”, y quedaban “los de siempre”, se acababa el Verano Azul, el Coche Fantástico, Trueno Azul, El Halcón Callejero, V, o la serie que echaba TVE para que no te pegaran cortes de digestión al meterte en la piscina/mar justo después de comer y que dejaban que tu padre/madre/abuelos se echaran una siesta tranquila sin que les dieras la brasa.
Terminaba el andar en bicicleta para un lado y para otro, sin ton ni son, haciendo más kilómetros que un ciclista en la Vuelta a España en busca de diabluras que hicieran ese día especial. Se terminaba el no saber en qué día de la semana estabas, el comer Frigopie, Colajet, Twist y demás degustaciones exquisitas. En definitiva, terminaba la orgía de libertad y volvíamos a la dictadura de la vida de estudiante, de los horarios fijos y del triste invierno.
Eso mismo nos pasa ahora de mayores, volvemos a la rutina contrariados, pero al menos tenemos un “consuelo de pobres” que es la vuelta a la práctica de nuestro deporte favorito. El Enduro fluye en nuestras mentes con la llegada de esas primeras lluvias, esos primeros aires frescos y esos catarros por intentar engañar al clima con nuestras bermudas/camiseta después de que el sol se oculte.
Los que practicamos este deporte vemos la llegada del mal tiempo desde otro prisma, nos jode porque el cuerpo quiere siempre sol y buen tiempo pero nos consuela el pensar en esos terrenos resbaladizos, esas sendas sin polvo, esas trialeras amenazantes y esos motores echando humo y rugiendo en busca de nuestros límites de pilotaje.
Llegan los días de agruparnos, de “que pocas ganas tengo de salir al monte con este día pero salgo que me pierdo algo seguro”, de las prisas por descuidar la moto y tenerla a punto para el primer día de la temporada de invierno, de mirar un traje nuevo y pensar que siguen siendo una estafa como año tras año, de las botas que necesitan un cambio y no tengo un puto duro que me viene el seguro de algo y el Catastro, de los neumáticos castigados por el buen tiempo y que quieren que los jubiles y tú les dices lo que a nosotros el gobierno, “que vais a currar hasta los 70”.
En definitiva, que vuelve el particular verano del endurero. Engrasar cadenas, cambiad aceites y ruedas, revisad líquidos y desempolvad la equipación que esto arranca….
Para ir preparando el cuerpo, desde la página de Facebook de Malditos Hierros colgaremos cada día un video referente a nuestro deporte favorito para calmar las ansias e irnos motivando para las cabalgadas mecánicas que nos esperan próximamente. Atentos que os los perdeis…..
Malditos Hierros 